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Manuela Lora/MS
MANHATTAN, NEW YORK (EE. UU.).- Un titán del sector financiero, el rey del acero y de la industria de los ferrocarriles, un despiadado con aquellos a quienes identificaba como su competencia, un monstruo en la innovación de las empresas productoras de electricidad y uno de los más influyentes inversores en el sector de la comunicación… Son solo algunas de las frases que se pueden encontrar disponibles en libros, revistas y la Internet para explicar quién fue John Pierpont Morgan.
Entrada a una de las salas de exhibición A través de los años el edificio ha tenido remodelaciones. Vista frontal del edificio que aloja el Museo y Biblioteca J. P. Morgan, en Manhattan.
Intensas biografías y documentales describen a este ser voraz, como un transformador de la economía estadounidense a través de sus ideas, travesuras y acciones, que impulsaron a otros a crecer como nunca lo imaginaron, o a desaparecer del mapa si no contaban con la creatividad o el dinero necesario para contrarrestarlo. Fue un fuerte huracán, que en vez de destruir, fabricaba riqueza y futuro promisorio en un país que daba muestras de ser una potencia, a pesar de las crisis que afrontaba desde la última década del siglo XIX.
Este museo está ubicado en la avenida Madison y calle 36, en Manhattan El Museo y Biblioteca J. P. Morgan es la única institución en el mundo que posee tres copias de la Biblia de Gutemberg. Los turistas disfrutan el recorrido por la interesante biblioteca.
¡HÁGASE LA LUZ!.- En 1880, el despiadado y acaudalado empresario J. P. Morgan también se ocupó de asegurarse en tener la primera casa iluminada totalmente por bombillas eléctricas, no solo de los Estados Unidos, si no del mundo. Para aquella tarea ya tenía muy cerca al joven y pertinaz inventor Tomás Alba Edison, quien instaló en la casa ubicada en la avenida Madison esquina calle 36, en la siempre efervescente isla de Manhattan, un pequeño generador de corriente continua que alimentó 400 bombillas. En aquel entonces esta proeza hizo distinguir de manera llamativa el paisaje urbano de New York, convirtiéndose en toda una atracción.
Pero, poniendo a un lado la historia empresarial e innovadora de John Pierpont Morgan, y dando un salto al 2019, MercadoSocial.com les invita a disfrutar a través de este contenido, de una vista diferente “al panorama”, conociendo un poco más de la afición por el arte de este destacado estadounidense, que a su muerte en el 1913, dejó estampada en una de los más grandes tesoros culturales que resguarda la ciudad de New York, y que luego se formalizó como la Biblioteca y Museo J.P. Morgan (J. P. Morgan Library and Museum).
Globo Verrazano del 1530. Adquirido por J. P. Morgan. La Virgen y el Niño bendiciendo a un donante arrodillado, con cuatro santos, elaborada en témpera en el 1500JPG. Políptico con escenas de la vida de Cristo, la Virgen y los santos, en témpera. Comprada por J. P. Morgan en 1907.
INSTITUCIÓN.- Con este museo y biblioteca ocurre, como también pasa con otros tesoros culturales de la Gran Manzana, que como está ubicada en el corazón de Manhattan, en plena avenida Madison, quizás podría pasar desapercibida, gracias al impresionante paisaje urbano y al bullicio de las calles que le rodean.
Pero no, está allí, y cualquiera lo ve no puede imaginarse que en ese característico edificio, construido entre 1902 y 1906, se resguardan más de 900 millones de dólares en libros, pinturas, grabados, cerámicas, manuscritos, esculturas y piezas originales elaboradas en distintos materiales que datan de la Antigüedad, y que J. P. Morgan adquirió, de manera especial, en la última década de su vida.
The Slavs Busto del Niño Llorando, bronce de finales del siglo XVII, comprado por J. P. Morgan en 1909. Puedes visitar gratis este museo los viernes a partir de las 6pm.
La majestuosidad de su arquitectura delata los aires de modernidad de la fachada que le da la bienvenida a los visitantes, que refleja el último de los cambios realizados en la estructura, cuyo diseño original lo realizó Charles Follen McKim, para servir como la biblioteca privada del acaudalado financiero. El complejo de edificios de diferentes estilos y periodos, cubre media manzana.
Al ingresar al museo, el visitante suele sentir que se desconecta de la ciudad y se adentra en un espacio sobrecargado de historia. Es bueno saber que, luego de pagar la entrada, que cuesta 22 dólares a los adultos, 14 a adultos mayores de 65, y 13 a los estudiantes identificados con su carnet, se pasa a un área donde hay que dejar las pertenencias. Como ocurre en los demás museos, el uso de flashes no está permitido para salvaguardar el buen estado de las obras que allí se encuentran.
El interior de la biblioteca de J. Pierpont Morgan consta de tres salas con un impresionante vestíbulo de entrada abovedado, y de manera individual, el visitante puede elegir cuál de estos espacios quiere visitar primero.
La más grande de las tres salas sirvió como biblioteca a Morgan, mientras que la habitación al oeste era su estudio privado, y el más pequeño, al norte, era una oficina para su bibliotecaria.
Los detalles son impresionantes. Techo abovedado. Vista parcial del hermoso techo abovedado.

LA ROTONDA.- “The Rotunda”, el vestíbulo abovedado, se caracteriza por el esplendor que irradia, gracias a su color y textura, otorgado por superficies y columnas de mármol abigarrado, paneles de mosaico y columnas de lapislázuli. El piso de mármol, con su disco central de pórfido, debe su diseño al de la Villa Pía, en los jardines del Vaticano.
En su recorrido, MercadoSocial.com entró al despacho de J.P. Morgan, donde el visitante de inmediato se siente atrapado por años y años de historia y arte, tanto por la antigüedad de los libros organizados en anaqueles, como por las piezas de arte allí exhibidas. Poder imaginar las conversaciones que en ese espacio se dieron, las decisiones que se tomaron o las ideas que surgieron imprime una profunda emoción en el visitante.
TESOROS.- Los detalles son innumerables en la casa de J.P. Morgan, pero es bueno señalar que la plataforma decorativa para el ábside, el techo y las lunetas de “The Rotunda” (La Rotonda) fueron diseñados y ejecutados por Harry Siddons Mowbray (1858–1928), concepto que pronto se convirtió en la premonición del papel que tendría el edificio como depósito de arte y las ideas del pasado, desde la antigüedad hasta el Renacimiento.
Las decoraciones en el techo de estuco azul y blanco del ábside de La Rotonda son un homenaje a Rafael, basado en sus diseños para la Villa Madama en Roma, ejecutada en 1516 por el cardenal Giulio de ‘Medici (más tarde papa Clemente VII). Sobre un fondo de urnas y follaje de acanto, los hexágonos representan figuras clásicas que representan trigo, flores, la diosa Ceres, la vid y la fruta. Los relieves más grandes representan Venus y Cupido, Mercurio y Proserpina, Diana y la Cazadora, Cupido y Psique, y Silenus con el joven Baco. Mowbray modeló estos relieves in situ, para garantizar una iluminación adecuada del óculo.
Las pinturas de la cúpula de La Rotonda están inspiradas compositivamente en las famosas decoraciones de bóveda de Rafael para la Stanza della Segnatura en el Vaticano, encargada por el gran papa humanista y mecenas de las artes, Julio II.
Portada con joyas de los Evangelios de Lindau, adquirida en 1901 por J. P. Morgan. Escultura facial de George Washington, elaborada en 1785, y comprada por J. P. Morgan en el 1913. Vista hacia el techo de la biblioteca de J. P. Morgan. Vertical 3 Una de las esculturas de la biblioteca de J. P. Morgan. Ejemplar antiguo guardado en la bóveda de la sala oeste. Despacho de J. P. Morgan Impresionante vista parcial de la biblioteca de J.P. Morgan.
COLECCIONES.- Cuando formó su biblioteca, Morgan se concentró principalmente en el crecimiento de su colección de autógrafos, que había comenzado en una escala modesta cuando era niño.
Aquí, como en otros lugares, siguió un patrón de compra de artículos individuales y colecciones enteras. En la primera categoría había premios como el manuscrito de Keats Endymion y Dickens’s Christmas Carol. Las principales compras de colecciones incluyeron los autógrafos históricos ingleses de Sir James Fenn y los autógrafos literarios estadounidenses de Stephen Wakeman, que suman más de 250 y contenían los diarios de Hawthorne y Thoreau.
El sobrino académico de Morgan, Junius, lo alentó a coleccionar libros impresos y manuscritos iluminados. Las compras individuales notables incluyeron los espléndidos Evangelios de Lindau, la primera adquisición importante de manuscritos de Morgan, y el muy raro Salterio de Mainz de 1459.
Al recolectar manuscritos de autógrafos, Morgan también buscó muchas de las figuras más populares de su tiempo, incluidos Charles Dickens y Mark Twain, de quienes adquirió directamente el manuscrito de Pudd’nhead Wilson en 1909.
Además, hay que tener en cuenta que el Museo y Biblioteca J. P. Morgan es la única institución en el mundo que posee tres copias de la Biblia de Gutenberg.
En fin, el objetivo de este reportaje no es darle una larga clase de historia que pueden encontrar en la biblioteca más cercana o en Google, si no a motivarles a visitar el espacio donde un ser humano marcó la diferencia, no solo con sus decisiones e ideas, si no con su capacidad de reaccionar de manera positiva y acertada hacia una visión de futuro que nunca paró de innovarse.
El despacho visto desde otro ángulo. Diferentes piezas de colección de épocas antiguas, exhibidas en el Museo J. P. Morgan. La biblioteca cuenta con ediciones únicas de libros antiguos. Muestra parcial del despacho del J. P. Morgan. Vista parcial de la biblioteca.
¡VISITA EL MUSEO!
225 Madison Avenue. New York. NY.
El museo está abierto de 10:30 a.m. to 5 p.m.
Viernes: 10:30 a.m. a 9 p.m.
Sábados: 10 a.m. a 6 p.m.
Domingos: 11 a.m. a 6 p.m.
Viernes gratis de 7–9 p.m.
Costo de entrada: US$13.00